Steven Jobs: Encuentro con un inspirador
Publicado por administrador el Vie, 10/01/2010 - 11:06
Uno de los momentos más emotivos e inspiradores en nuestra gira a Estados Unidos fue el encuentro con el creador y presidente de Apple, Steven Jobs. Llegamos muy temprano a su casa en Palo Alto. Él me recibe en la cocina, preparando el desayuno, junto con su mujer, Laurene. Luego de un cariñoso abrazo, me ofrece un jugo de naranja, que estruja y prepara con sus propias manos, y una manzana. Así comenzó nuestra conversación de cerca de dos horas. Hablamos de temas que nos han apasionado a ambos desde siempre: la felicidad, la familia, el futuro, la tecnología, el emprendimiento, la lucha contra la pobreza, la educación y la vida misma.
Admirable la sencillez de Jobs. Acaba de ser elegido el empresario de la década, por ser el único hombre que ha revolucionado cuatro industrias: la computación, la música, el cine y la telefonía, mejorando la calidad de vida a miles de millones de personas en todo el mundo. Y hoy se encamina a cambiar un nuevo mercado, el editorial, a través del iPad. En otras palabras, es, sin duda, el empresario más innovador e influyente de la actualidad. Y sin embargo es un hombre tremendamente sencillo y acogedor.
Sentado en la mesa de su cocina, con su tradicional polera negra y jeans, habla de la vida con una sabiduría propia de quien ha conocido todos los éxitos y honores, pero también ha sufrido el dolor y la enfermedad. Durante los últimos años ha librado una dura batalla contra el cáncer al páncreas, y acaba de recibir un trasplante de hígado. Mientras entra su hija, quien rápidamente se despide tomando su desayuno, recuerdo su ya mítico discurso en la Universidad de Stanford, donde reflexiona sobre su vida. De cómo el hecho de que fuera despedido de Apple, la empresa que él mismo fundó, le permitió y motivó a entrar en una de las etapas más creativas de su vida. “Había sido rechazado, pero seguía enamorado de la vida, así que decidí comenzar de nuevo”, nos dice Jobs.
Su renacer fue como siempre, un torbellino de creatividad, perseverancia, pasión y frutos. Formó Pixar, que creó Toy Story, la primera película animada por computadora y recibió el Oscar de la Academia. Luego fundó NeXT, que fue adquirida por Apple, lo que cimentó su vuelta a la compañía de sus amores, la misma que hoy preside. Después vino el cáncer y su larga lucha por superarlo, con coraje, como siempre ha vivido y enfrentado cada desafío.
Yo lo había conocido hace muchos años en la casa matriz de Apple, cuando junto a un grupo de amigos postulamos y obtuvimos la representación de Apple, logrando así lo que para nosotros era un verdadero sueño. También había leído muchas veces sus discursos, especialmente el de Stanford. Pero estar con Jobs en su cocina y escuchar de él algunos momentos estelares de su historia personal y empresarial fue emocionante e inspirador. Un hombre que ha sido un ejemplo para el mundo en materia de innovación y visión de futuro, hoy lo es también por sus cualidades humanas y ejemplo de vida. Él se define como un enamorado de la vida, y para ser feliz -me decía- es importante buscar incansablemente lo que uno ama, hasta encontrarlo. “No se dejen atrapar por dogmas. No permitan que el ruido de las opiniones ajenas silencien su propia voz interior. Y, más importante todavía, tengan el valor de seguir su corazón e intuición”, afirma con convicción.
Me consulta por Chile, por el Gobierno, por los innovadores y por los mineros atrapados en el norte. Y, casi al final, me hace la pregunta que yo estaba esperando: “¿Qué puedo hacer por Chile, Presidente?“. “Muchas cosas“, le respondo casi sin pensar. “Estamos implementando varios programas en conjunto con Apple, que van muy bien encaminados. Pero lo que más nos gustaría es que fuera a Chile y les hablara a nuestros jóvenes. Somos una nación que tiene tanto por hacer. Su ejemplo puede ser muy inspirador para millones de chilenos. Queremos que comparta con nosotros su visión de la vida, del mundo y del futuro”.
Steve Jobs no dudó en aceptar la invitación. Dijo que este año, por razones de salud, no estaba en condiciones de viajar, pero que encantado lo haría el próximo. Me pidió invitar a comer a su casa a mi hija Cecilia y su marido, Ricardo, que estudian en Stanford, sin olvidar a mi nieta Antonia, para planificar juntos su primer viaje a nuestro país.
Estoy seguro de que su próxima visita a Chile será un momento de inspiración para todos. Acabamos de celebrar nuestro Bicentenario, pero somos todavía una nación joven, que tiene mucho por descubrir y hacer. Lograr nuestras metas futuras -entre ellas, alcanzar el desarrollo, derrotar la pobreza y crear verdaderas oportunidades para todos- requerirá de mucha imaginación, creatividad y audacia, y, sobre todo, de coraje para atrevernos a recorrer caminos nuevos y desconocidos. Si bien Steven Jobs no hace milagros que solucionen todos nuestros problemas, sí nos ayudará a levantar la vista, a escudriñar qué hay más allá del horizonte y aprender de aquellos que han hecho cosas importantes y trascendentes. Y, sin duda, Jobs es un ejemplo. Su paso por el mundo de la empresa ha sido inspirador y revolucionario. Su experiencia de vida ha sido fecunda y enriquecedora, y nos ha permitido a millones reflexionar y crecer como personas. Al fin y al cabo, se trata de un hombre que estuvo muy cerca de la muerte, pero que hoy está muy cerca de la sabiduría y ama más que nunca la vida.
Chile necesita para sus próximos cien años una revolución al estilo Jobs: creativa, con coraje y con mucho esfuerzo y audacia de parte de todos. Pero también humana y sensible, recordando siempre que todo lo hacemos porque estamos enamorados de la vida y de nuestro país.