ELECCIÓN DE CONSEJEROS REGIONALES (CORES)

Tamaño del Texto:

-A +A

ELECCIÓN DE CONSEJEROS REGIONALES (CORES)

12 de Septiembre de 2011

Discurso de S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, al firmar el Proyecto Ley que establece la elección directa de los Cores y otorga mayores competencias a los Gobiernos Regionales

Santiago, 12 de septiembre de 2011

Fue un día como hoy, hace 38 años, cuando nuestro país amaneció, por primera vez en décadas, sin su democracia, aquella que había constituido la forma natural de vida del pueblo chileno, y que nos había acompañado y también distinguido desde  las primeras etapas de nuestra independencia.

Pero ese quiebre de nuestra democracia, ocurrido un día 11 de Septiembre, no fue, en ningún caso, un quiebre intempestivo ni una muerte súbita. Fue, más bien el desenlace previsible, aunque no inevitable, de una larga y penosa agonía de nuestros valores republicanos. Fueron años y años de polarización extrema y también de quebrantamiento  de nuestro Estado de Derecho, los que condujeron al quiebre de nuestra democracia.

Si uno hace una pequeña historia, uno recuerda que durante la década de los 60 y principio de los 70, casi sin darnos cuenta, nuestra democracia fue perdiendo la sensatez y la amistad cívica que hasta entonces la había caracterizado. Y fue cediendo ese lugar a las pasiones desbordadas, a las utopías excluyentes; el respeto fue reemplazado por la intolerancia; el diálogo por la violencia; y el interés superior de Chile, por los intereses partidarios. Y el resultado de todo esto fueron largas décadas de divisiones y de sufrimiento en nuestro país.

Y si es que hay algo en la historia que debemos recordar siempre, es que cada vez que los países se enfrascan en una lucha fratricida entre ellos mismos, finalmente es el país entero el que pierde, y especialmente los más humildes y los más vulnerables.

Pero los chilenos no sólo hemos aprendido de nuestros errores, sino que también hemos aprendido de nuestros aciertos.

Normalmente el paso de un gobierno autoritario a un gobierno democrático se da en medio del caos político, la crisis económica, la violencia social. No fue así la transición en nuestro país. Y  eso es algo que siempre debemos recordar. Pero también aprender, porque en esos tiempos difíciles hubo la generosidad, la sabiduría, la visión para dejar de lado las cosas que nos separaban y concentrarnos en aquellas cosas que nos unían, entre las cuales la propia recuperación de la democracia era, sin duda, un elemento central.

La necesidad de perfeccionar y profundizar nuestra democracia

Pero todo eso es historia. Y mi intención hoy día no es hablarles de la historia, que ya está escrita, sino del futuro, que es donde podemos dejar nuestra huella y nuestra impronta.

A 21 años de recuperada  nuestra democracia, ella sin duda se encuentra consolidada y madura. Pero también es cierto que tal vez precisamente  por esa consolidación y esa madurez, empieza a dar muestras y signos de fatiga y de agotamiento y no tiene la vitalidad, la fuerza, la transparencia y la participación que una democracia sana requiere en un país amante de la democracia, como es el nuestro. Y eso es algo de lo que todos debemos hacernos cargo, porque sabemos muy bien que no es posible tener una democracia sana con una política enferma.

Por eso, junto a muchos hemos impulsado una agenda para hacer más vital, más participativa, más transparente y más jovial nuestra democracia, de modo que sintamos comprometidos con ella. Y ahí están, dentro de esta agenda, la inscripción automática, el voto voluntario, el derecho a voto a los chilenos en el extranjero, la iniciativa popular de ley, los plebiscitos comunales, la ley que regula el lobby, la ley que perfecciona el mecanismo de declaración de intereses y patrimonio de los principales funcionarios y también de nuestros parlamentarios, y la ley de primarias, que enviamos hace algunos días al Congreso.

Hacia un país más descentralizado

Pero además de esa Agenda Democrática que acabo de mencionar, es necesario también avanzar, y a pie firme, en otra agenda, que apunta a hacer del nuestro un país más descentralizado, con regiones más autónomas, más a cargo de su propio destino.

Esta reforma que vamos a enviar hoy día al Congreso apunta precisamente  en esa dirección: terminar con lo que muchos consideran un centralismo asfixiante, que le quita el oxígeno a las regiones y, simultáneamente, tiene asfixiada a la Región Metropolitana, de forma tal de permitir, de una vez por todas, que la vida económica, la vida cultural, la vida política, pueda encontrar sus raíces y su vitalidad en todas y cada una de las regiones y en todos y cada uno de los rincones de nuestro país.  Al fin y al cabo, hoy día más de 11 millones de compatriotas viven y trabajan fuera de la Región Metropolitana. Y pese a ello, todos sabemos que muchas de las decisiones que afectan sus vidas cotidianas, se siguen tomando en la capital.

Y  por eso, profundizar y hacer más vital y participativa nuestra democracia exige también desconcentrar y distribuir mejor el poder político, los recursos económicos y las facultades administrativas, desde las 10 manzanas de nuestra capital, hacia las regiones, las provincias, las comunas, y todos los rincones de nuestro país. De esa manera, vamos a lograr algo que es de sentido común, porque nadie conoce mejor sus problemas que quien los sufre, y nadie tiene más iniciativa, creatividad e interés en buscar las soluciones que quienes se van a ver beneficiados por ellas. Sólo así vamos a lograr que Chile sea un país integralmente equitativo y participativo, que permita a todos nuestros habitantes, independientemente del lugar en que nacieron, tener las mismas oportunidades.

Sabemos muy bien que en nuestro país se ha hablado mucho de regionalización. Yo recuerdo al Presidente Aylwin cuando decía que era una tierra ignota, por la que había que transitar con mucha precaución. Pero sabemos también que no hemos avanzado al ritmo ni a la velocidad que se requiere. Para lograr una efectiva y profunda descentralización, tenemos que hacer que ésta se note, se perciba y se sienta en la vida cotidiana de los habitantes de nuestras regiones. Y a eso apuntan, definitivamente, los proyectos de ley que vamos a anunciar en el día de hoy.

Este plan consiste en algo muy simple, pero a la vez muy profundo: el traspaso masivo y creciente de recursos, de funciones y de competencias desde el Gobierno central, que reside en Santiago, hacia los gobiernos regionales y los gobiernos comunales, que alimentan la vida en todo nuestro país.

Esto no significa que Chile dejará de ser un país unitario. Somos y seguiremos siendo un país unitario, pero también vamos a ser un país más equilibrado, más desconcentrado y con una distribución más equitativa del poder, los recursos y las atribuciones.

Avances en el fortalecimiento de las regiones durante los primeros 18 meses de gobierno

Han transcurrido 18 meses de nuestro Gobierno, y en esta  materia es importante  mostrar los frutos que ya hemos logrado.

Por ejemplo, actualmente  cada región cuenta con un plan integral de desarrollo regional, con metas y plazos concretos en todas las materias importantes para la vida de las regiones: empleo, seguridad ciudadana, educación, salud, infraestructura, calidad de vida, que fue elaborado por las propias regiones en perfecta coordinación y colaboración con el Gobierno central.

Y junto a ello, hemos exigido a los gobiernos regionales, a través de sus intendentes, que hagan todos los años una cuenta pública de su gestión, mostrando en forma clara y precisa los avances logrados en cada una de estas materias. Y de esta forma, están emulando lo que también hace cada uno de los ministros y este Presidente para rendir una cuenta clara y transparente de lo que se ha hecho y de los compromisos que se han cumplido.

Además, se ha puesto especial atención en aquellas regiones extremas que, por sus condiciones geográficas o su importancia estratégica, requieren un trato especial. Y es así como la región de Arica y Parinacota, en el norte, y las de Aysén y Magallanes, en el sur, han tenido una política especial que les permite, a través de múltiples instrumentos -como incentivos tributarios específicos y planes de inversión adicionales-, poder desarrollar en plenitud su potencial de desarrollo y crecimiento.

Y lo mismo ocurre con otras regiones que, aun cuando no están en los extremos de nuestro país, presentan características muy especiales, como es la región de la Araucanía, en la que se esta llevando a cabo el Plan Araucanía, para lograr que esa región, que es la más pobres de nuestro país, pueda también alcanzar las metas de desarrollo que nos hemos fijado.

Otra demostración concreta y palpable de esta voluntad de descentralizar de nuestro Gobierno es el aumento histórico que tuvo este año el Fondo Nacional de Desarrollo Regional. Este año 2011 dicho fondo tuvo un incremento de un 50 por ciento, alcanzando la cifra de 845 mil millones de pesos, que es por lejos la más alta desde que existe. Y esta es una tendencia que vamos a continuar en el futuro.

Por otra parte, la semana pasada presentamos un proyecto de ley para aumentar la representatividad de nuestro sistema político a través de primarias voluntarias, vinculantes, simultáneas y con organización y financiamiento público, lo que va a permitir una mayor participación de la gente de las regiones en la elección de sus candidatos.

El proyecto de ley

Pero hoy día queremos dar un paso más allá, ingresando al Congreso Nacional un proyecto de ley que establece la elección democrática y por sufragio universal de los consejeros regionales de todas nuestras regiones. Con esto no sólo estamos cumpliendo un mandato constitucional, sino que también estamos dando cumplimiento a uno de los compromisos de nuestro programa de Gobierno.

Con este  proyecto los consejeros regionales, que junto al intendente  conforman el gobierno de cada región, pasarán a ser responsables principalmente ante la gente  de sus regiones, y no solamente  ante quienes anteriormente  los designaban. Y  de esta  manera se va a fortalecer  la identidad regional, la identidad provincial y va a ser posible, sin duda, el surgimiento de nuevos liderazgos, que den fuerza, impulso y vitalidad al desarrollo de nuestras regiones.

Además, serán los propios consejeros regionales los que libre y democráticamente elegirán al presidente del consejo regional, que va a interactuar con el intendente.

Adicionalmente, el proyecto de ley que presentamos hoy día también implica un aumento significativo e histórico en la autonomía de las regiones y un aumento en las atribuciones y competencias de los gobiernos regionales, reconociéndoles su derecho a diseñar e implementar, en forma verdaderamente autónoma, sus planes, políticas y programas de desarrollo, su ordenamiento territorial, su desarrollo turístico. Así, entre otras funciones, van a poder coordinar los servicios públicos regionales, van a poder administrar los fondos y programas de aplicación regional, van a poder fiscalizar el desempeño del intendente, quien en virtud de esta reforma pasará a ser el representante del Presidente de la República, pero ya no el presidente del consejo regional.

Finalmente, este proyecto de ley también fortalece la capacidad de gestión de los gobiernos regionales, creando al efecto nuevos cargos, como el de administrador regional, que colaborará con el intendente en la conducción ejecutiva del gobierno regional, además de otros cargos, tanto a nivel regional como comunal, todos los cuales deberán ser seleccionados a través del Sistema de Alta Dirección Pública.

Son tres reformas significativas que apuntan en la dirección de hacer del nuestro un país más armónico, más equilibrado, en que las regiones de una vez por todas se pongan los pantalones largos y asuman en sus propias manos la conducción de sus destinos.

Y con esto, además de estar entregando más recursos, más funciones, más atribuciones y en síntesis más poder a los ciudadanos y a los gobiernos regionales, estamos también buscando una mayor participación de los ciudadanos en la decisión de los asuntos que les atañen.

Un Estado más cercano

Octavio Paz se refería al Estado como el ogro filantrópico. Filantrópico, porque se supone que ayuda a la gente, y ogro, porque para muchos ciudadanos es un ente distante, hostil, lejano, que muchas veces pone más problemas que las soluciones que aporta.

La única manera de humanizar el rostro del Estado es acercándolo a la gente, de forma tal que sea un rostro más humano, un rostro más acogedor, un rostro más cariñoso.

Y eso es lo que orienta como principio y como objetivo central estas reformas que hoy día planteamos al Congreso, para seguir avanzando en ese camino de hacer de Chile un país más libre, un país más descentralizado, un país más equitativo y, al fin y al cabo, un país más feliz.

Muchas gracias.