Discurso de S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, al anunciar políticas de Estado a favor de la natalidad
Santiago, 6 de junio de 2013
No es fácil entender lo que siente una mujer o una pareja que todos los meses espera con verdadera ansiedad y entusiasmo la llegada de un hijo y ese hijo no llega, por algún problema de infertilidad. Pero hay una forma de imaginárselo con simpleza y facilidad, que es cerrar los ojos por un momento y pensar qué sería de nuestras vidas si no estuvieran nuestros hijos, si no estuvieran nuestros nietos. Ahí uno entiende, en forma simple y profunda, por qué esta causa es una causa por la cual vale la pena luchar.
En primer lugar, quiero partir por hacer un reconocimiento al testimonio que nos ha dado Patricia Ramírez, porque ella, que enfrentó problemas para poder tener ese hijo tan ansiado, tan esperado, tuvo también la fortaleza de formar esa Fundación que se llama “Queremos ser padres” y que ha significado una luz de esperanza, porque a veces uno quiere que lo acojan, que lo entiendan, que comprendan su problema y yo sé que ustedes cumplen esa labor con los padres o con las parejas que quieren ser padres. Ustedes cumplen ese doble rol de entender, acoger, comprender, consolar y, al mismo tiempo, ayudar para que esa situación pueda ser resuelta y ese niño o esa niña llegue finalmente a formar parte de una nueva familia y a formar parte de la sociedad chilena.
Sé que ustedes nunca bajaron sus brazos y por una razón muy simple, porque son esos mismos brazos los que van a acoger a ese niño o a esa niña cuando finalmente llegue a compartir con nosotros su sonrisa, su alegría, su llanto, sus quejas, sus reclamos, porque es parte de lo que significa una nueva vida.
Fertilidad en Chile
En el año 1990 en nuestro país la fertilidad era de 2,6 hijos por mujer. Sin embargo, algo pasó que a partir de ese momento se aceleró la caída en la tasa de natalidad, que sabemos que es un fenómeno universal, pero en nuestro país se anticipó. Lo cierto es que hoy día, 2013, cada madre en promedio tiene solamente 1,8 hijos. Si se hubiesen mantenido las tasas de natalidad que teníamos en los años 90, hoy día tendríamos un millón de niños adicionales jugando y alegrando nuestras vidas y Chile sería distinto, sería mejor.
Para nuestro Gobierno, el tema de la fertilidad, de la familia, de la vida, ha estado en el corazón de nuestras prioridades desde el primer día. En primer lugar, porque queríamos compartir con esas madres, padres, o esas parejas que esperan, luchan, se esfuerzan por traer un hijo a este mundo y a veces el camino se les hace muy difícil. También, porque estoy absolutamente convencido que, como Presidente de Chile, que a nuestro país esta caída brusca y precipitada en la tasa de natalidad, constituye un grave peligro, una amenaza que va a afectar lo que realmente queremos construir como país. Y no voy aquí a describir lo que significa cuando las sociedades simplemente aceptan esto como una fatalidad y empiezan a envejecer y los niños empiezan a desaparecer. Eso afecta a una sociedad profundamente.
La pregunta que debió haberse hecho es por qué durante tanto tiempo no hicimos nada para evitar esa tendencia, ya que la actual tasa de fecundidad, 1,8 hijos por mujer, ni siquiera permite mantener constante nuestra población. Por tanto, muy prontamente la población va a empezar a disminuir. Eso no es bueno para el país ni para la sociedad que queremos construir. En consecuencia, no podemos cruzarnos de brazos y tenemos que tratar de cambiar esta tendencia.
Sabemos que no es fácil, el número de hijos que tenga una pareja depende de dos cosas: si los puede tener, porque algunos los quieren y no pueden tenerlos; hay otros que pueden y no quieren tenerlos. Y tenemos que tratar de encontrar una respuesta para ambos tipos de situaciones. La mejor forma es decirles a todas las futuras madres y padres de nuestro país que no los vamos a dejar solos, que vamos a ayudarlos y apoyarlos desde el primer instante. Eso es lo que está en el corazón de la filosofía, de la forma en que hemos enfrentado este problema. La verdad es que la tasa de natalidad en Chile hoy día está muy por debajo del promedio de América Latina, está muy por debajo del promedio mundial, e incluso en Chile la caída fue mucho más brusca que lo que había sido en otros países que se habían anticipado a nosotros en el camino del desarrollo.
Una población que envejece
Además, se está produciendo otro fenómeno que también nos inquieta y nos preocupa, que es que por el progreso de la medicina, de la ciencia, de la calidad de vida, de los servicios de utilidad pública se están extendiendo las expectativas de vida de las personas. Por tanto, junto con tener menos niños, también hoy día tenemos más personas de la tercera edad. Por ejemplo, los mayores de 60 se duplicaron durante las últimas dos décadas. E incluso un nuevo fenómeno, que antes prácticamente era una excentricidad, ya tenemos casi medio millón de chilenas y chilenos que tienen más de 80 años. Hace muy poco tiempo este número era prácticamente insignificante.
Esto nos plantea otro desafío que es cómo cuidar la vida desde su concepción hasta su muerte natural. Por eso también nosotros quisimos enfrentar una política que hemos llamado “envejecimiento positivo”, es decir, darles oportunidades para nuestros adultos mayores a poder seguir en esa tercera y, ojalá, cuarta edad. Queremos que la tercera edad sea una etapa en que uno pueda cosechar lo mucho que uno ha sembrado a lo largo de su vida. Porque la gente de la tercera edad ha pasado su vida sembrando, sembrando familia, hijos, nietos, amor, cariño, y esa es la etapa en que tienen derecho a cosechar. Por esa razón sentíamos que teníamos que hacernos cargo de esa nueva estructura demográfica, pero también hacernos cargo de ese fenómeno de la caída brusca y precipitada en la tasa de natalidad.
Hay muchas razones, y esto ha sido estudiado en la literatura profundamente, que explican la necesidad de un equilibrio en la estructura de edad de las poblaciones, estoy convencido que cuando hay más niños, las sociedades son más felices y cuando cuidamos y tratamos mejor a nuestros adultos mayores, también las sociedades son más felices.
No queremos que pase lo que pasó en países como China donde se habla del modelo 4-2-1.
¿Qué significa eso? Que en la mayoría de las familias chinas hay un niño, dos padres y cuatro abuelos. Es decir, es una pirámide invertida. Lo que uno quisiera es que fuera al revés, que hubiera más hijos y más nietos, que los padres y que los abuelos.
Por tanto, decidimos enfrentar este problema y quisimos entregar un reconocimiento, que lo anunciamos el 21 de mayo que es este Bono de Natalidad, que va a premiar a aquellas familias que tengan tres, cuatro, cinco ó más hijos. Estamos conscientes de que ese reconocimiento no va a hacer la diferencia entre tener o no tener un hijo. Igual como el Bono Bodas de Oro, que es un agradecimiento a aquellas parejas que logran tener la paciencia, el cariño y el respeto para cumplir 50 años de matrimonio. Y le damos un reconocimiento a las parejas que cumplen 50 años y ahora queremos también darle un reconocimiento a aquellas parejas que tienen la valentía, el coraje y el amor de poder tener un tercer, un cuarto y un quinto hijo. Pero obviamente que esto es un reconocimiento, no es “la” política para promover una mayor natalidad en nuestro país. La política profamilia, provida, es una política mucho más amplia y cubre muchos más campos.
Por lo tanto, el hecho de haber entregado esta señal, sin duda que es algo que creemos que simboliza un compromiso, una vocación para construir en Chile una sociedad en que los niños sean más bienvenidos y, por tanto, más madres quieran tener a sus hijos, y aquellas madres que por una razón de enfermedad no puedan tener a sus hijos sepan que van a tener la ayuda y el apoyo necesario para poder superar esa enfermedad.
Dos anuncios
El 21 de mayo pasado hicimos dos anuncios, que se suman a un conjunto de medidas que veníamos implementando desde el primer día de nuestro Gobierno.
Uno fue el bono por el tercer hijo, cuarto, quinto, sexto y séptimo hijo si así fuera. Y eso es un reconocimiento que no pretende sustentar los costos y los gastos que significa un hijo, porque sabemos que un hijo es una fuente infinita de felicidad, pero también significa un compromiso y una dedicación permanente. Uno nunca deja de ser padre. Una segunda medida es duplicar el número de tratamientos contra la infertilidad que puedan prestar los servicios de salud, la red pública y las instituciones que tengan convenios.
El año 2009 en Chile se prestaban 250 tratamientos contra la infertilidad; el año 2012 se habían duplicado a 500; este año van a ser mil 500, pero el compromiso nuestro es llegar a dos mil y si es necesario seguir incrementando esa cifra definitivamente lo vamos a hacer. Estamos preparándonos, porque no es cuestión de decirlo, hay que tener los medios, los médicos, los equipamientos, las tecnologías. El compromiso nuestro de pasar de 250 a dos mil tratamientos durante nuestro Gobierno, es un compromiso que está en pleno proceso de implementación.
Sabemos que éste es un problema mucho más frecuente y mucho más común de lo que algunos piensan. Las cifras aquí fluctúan. El doctor Mañalich me decía “250 mil parejas”, Patricia hablaba de “350 mil parejas”. Estamos entre uno de cada cinco ó uno de cada siete, que para efectos prácticos no hace ninguna diferencia, porque cualquiera de los dos números es suficiente para tomar cartas en el asunto y emprender una verdadera política para enfrentar este problema de salud. Eso significa que tenemos 250 mil a 350 mil parejas, y pueden ser más también, porque sabemos las que están inscritas, pero no sabemos las que no se han inscrito para tener un tratamiento.
Por eso el debate importante no es si son 250 mil, 350 mil, 500 mil. Aunque fuera una sola, nosotros queremos que esa pareja tenga la oportunidad de, en la medida de que la ciencia y en la medida de lo posible y si Dios lo quiere, poder tener el hijo que tanto anhelan.
Complementando maternidad y trabajo
Como Gobierno hemos construido una gran agenda de políticas públicas a favor de la natalidad. Ahí está, por ejemplo, la extensión del postnatal de tres a seis meses. Como queríamos que el trabajo nunca sea un obstáculo para ser madre, ni el ser madre sea un obstáculo para el trabajo, tomamos una decisión que en ese momento mucha gente creía que iba a afectar el empleo, de extender el postnatal de tres a seis meses. Pero no solamente eso, en esos tiempos el postnatal favorecía sólo a uno de cada tres mujeres trabajadoras en Chile y también decidimos extenderlo a todas las mujeres trabajadoras en Chile. Hoy día hay dos y medio millones de mujeres que trabajan y que están en edad fértil, que quiero que sepan que si tienen un hijo van a tener derecho a un postnatal de seis meses, que les va a permitir compatibilizar el mundo de la maternidad, de la familia, con el mundo del trabajo.
Establecimos el programa de atención al embarazo adolescente, que busca contribuir a facilitar los problemas que muchas veces los embarazos y los embarazos adolescentes pueden significar. Ya tenemos más de dos mil 200 madres embarazadas que están participando hoy día en esos programas.
Creamos el Centro Especializado de Atención y Apoyo a la Maternidad, que hoy día presta atención integral a mujeres embarazadas y también a madres con hijos pequeños, a más de 50 mil personas a lo largo de 900 distintos tipos de ayuda y colaboración.
También establecimos el Programa de 4 a 7, para que las madres trabajadoras que no pueden llegar cuando terminan los colegios, sepan que sus niños van a estar bien cuidados. Estamos duplicando la cobertura de las salas cuna, que es una etapa anterior a los tres años, es desde los seis meses hasta los dos años. Y el aumento en la cobertura preescolar. Hemos pasado de 268 mil a 320 mil niños en la educación preescolar, para que los padres sepan que sus niños van a poder tener una oportunidad en esta vida. Muchas madres y padres me dicen “es demasiado difícil tener un hijo, no soy capaz, no le voy a dar las oportunidades que merece”. Bueno, aquí estamos haciendo todo esto para que los padres sepan que sus niños sí van a tener esas oportunidades y, por tanto, sí van a poder realizarse en plenitud. También nos comprometimos a establecer la subvención educacional universal garantizada para todos nuestros niños, desde los tres años, para que sepan los padres que sus niños van a tener derecho a una subvención educacional para asistir al nivel de educación que corresponda a esa edad.
Por eso también la reforma que enviaremos próximamente al Congreso para establecer no solamente el kínder como un derecho y una obligación, queremos kínder gratuito y de calidad para todos nuestros niños, porque sabemos que tenemos que llegar temprano a nivelar la cancha y a corregir las desigualdades de origen. Cuando se apruebe esta Reforma Constitucional, el número mínimo de años de educación garantizado, gratuito y obligatorio para todos los niños de Chile ya no van a ser 12 años, van a ser 13.
El aumento que hemos establecido en la subvención escolar. Por ejemplo, la subvención escolar preferencial llegaba el año 2009 a 600 mil niños. Hoy día llega a 1,1 millón, porque lo extendimos de los sectores vulnerables a la clase media y la estamos extendiendo de la educación básica a la educación media. Cuando esté en régimen la reforma que estamos implementando, 2,2 millones de niños chilenos van a tener acceso a la subvención escolar preferencial. Por eso el crédito tributario para la educación, para que los padres de clase media que gastan dinero en los útiles escolares, los libros, los uniformes, puedan tener una devolución de impuestos que les compense en parte el gasto que están realizando. Por eso también el aumento en las becas para la educación superior. Hemos pasado de 118 mil a 300 mil becas de educación superior en tres años, con lo cual hemos logrado avanzar en materia de facilitar el acceso, el financiamiento, reduciendo los costos y las tasas de interés de los créditos, estableciendo un pago contingente a no más del 10 por ciento del ingreso.
Creamos el Bono Mujer Trabajadora, que complementa el salario, los ingresos de la mujer que esté trabajando y que ha favorecido a más de 200 mil mujeres hasta el día de hoy. También el Ingreso Ético Familiar. Tal como está concebido, es esencialmente profamilia.
También, por ejemplo, nuestra política de vivienda ha aumentado el tamaño de la vivienda. De hecho, en promedio hemos pasado de 42 a 47 metros cuadrados. O sea, hemos aumentado en 10 por ciento el tamaño de la vivienda. Pero cuando hay familias numerosas, ese tamaño de la vivienda crece aún más y, por tanto, las familias con hijos tienen acceso a viviendas de mayor tamaño.
En fin, es toda una política que estamos implementando para no cruzarnos de brazos ni cerrar los ojos frente a este verdadero terremoto demográfico que nos está afectando. A mí me preocupa mucho más este terremoto que el terremoto del 27/F. Por eso, junto con comprometernos con la reconstrucción del terremoto del 27 de febrero, también hemos querido hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que las madres y padres que quieran tener hijos y que no pueden tenerlos tengan toda la ayuda médica y científica que necesitan, porque la gran mayoría de ellas, por lo menos cuatro de cada cinco, van a poder ver su problema resuelto, y van a poder tener a su hijo en sus brazos. Pero también, para que aquellas madres que sí pueden tener hijos, pero que muchas veces sienten que el mundo es demasiado difícil, sepan que no las vamos a dejar solas en su maternidad y que las vamos a acompañar desde el mismo nacimiento de ese niño y durante toda su vida, porque queremos una sociedad chilena con más niños, con más sonrisas, con más alegría.
Queremos una familia chilena que valore más lo que es la familia. Decimos que la familia es el pilar de la sociedad, a la familia le pedimos tanto: que cuide a los niños, que forme a los jóvenes, que cuide a los de la tercera edad y, sin embargo, muchas veces no le damos el apoyo que esa familia necesita.
Quiero terminar estas palabras diciendo que pocas políticas públicas me han dado tanta alegría y satisfacción como Presidente, pocas políticas públicas me han hecho actuar con tanta convicción como lo que estamos haciendo para favorecer la vida, la natalidad, los niños y la familia en nuestro país.
Muchas gracias.