PROGRAMA LEGADO BICENTENARIO

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PROGRAMA LEGADO BICENTENARIO

26 de Agosto de 2012

Discurso de S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, en la presentación del programa Legado Bicentenario

Santiago, 26 de agosto de 2012

Vamos a hablar de historia, pero también vamos a hablar de futuro. Esa es la esencia de este proyecto Legado Bicentenario, que es lo que nuestra generación, la generación del Bicentenario, quiere dejar a las generaciones que vendrán.

Quiero empezar por agradecer a tantas y a tantos que han entregado su esfuerzo, su creatividad, su trabajo y su inteligencia, para dar vida a este proyecto Legado Bicentenario, que son 100 obras que nuestra generación va a regalar a las generaciones que vendrán.

Quiero agradecer, en primer lugar, por su esfuerzo y por su trabajo, al Ministerio de Obras Públicas, al ministro Laurence Golborne; a la subsecretaria Loreto Silva; agradecer también al Ministerio de Bienes Nacionales, a su ministra Catalina Parot; al Ministerio del Medio Ambiente y a su ministra María Ignacia Benítez; al Ministerio de Vivienda y Urbanismo y a su ministro Rodrigo Pérez; al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes representado  por Luciano Cruz-Coke; a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, representada por su directora Magdalena Krebs; también al Instituto Nacional de Deportes y, por supuesto, al Ministerio del Interior, encabezado por Rodrigo Hinzpeter; a la Subsecretaría de Desarrollo Regional, y a muchas instituciones y organismos privados que han colaborado en esta misión de nuestra generación, que es legar algo que valga la pena, que sea memorable, a las generaciones futuras.

Agradezco especialmente  a la Fundación Altiplano. Agradezco también a aquellos que nos están ayudando a que nuestras ciudades sean más humanas, más vivibles, más acogedoras, un grupo de trabajo que están pensando las ciudades del futuro, encabezado  por la arquitecta y Premio Nacional, Antonia Lehmann, y agradecer  a muchos más. Pero sin duda, al grupo que ha encabezado este proyecto Legado Bicentenario desde la Presidencia, dirigido por mi hija Magdalena Piñera, que tiene dos méritos: dirigir este proyecto y, además, haberme regalado cuatro nietos maravillosos. A Santiago Valdés, al arquitecto Jorge Jofré, a María Teresa Letelier y a José Antonio Taladriz.

Pero ¿de qué estamos hablando? Uno se pregunta ¿qué es la Patria? La Patria es muchas cosas, nuestra historia, nuestras costumbres, nuestros héroes, pero por sobre todo, la Patria es una misión, una misión a cumplir, un proyecto, un desafío.

Por eso en la Patria se funde el pasado, el presente y el futuro. Los países que no tienen historia, son países sin memoria, son países sin carácter, son países sin columna vertebral, y muchas veces están condenados a repetir los mismos errores del pasado, y muchas veces también andar a la deriva y simplemente dejarse influir por los vientos del momento, sin tener un norte claro. Por eso la historia es muy importante en los países.

Pero también, un país sin futuro, es un país sin esperanza, sin una misión, sin algo que nos una, nos cohesione y nos motive a hacer la lucha diaria por construir esa Patria grande y justa con la cual todos soñamos.

Es por eso que los países tienen que reconocer y honrar su historia, pero también tienen que soñar y construir su futuro. El proyecto Legado Bicentenario junta la historia con el presente y el futuro.

¿Qué es el Legado Bicentenario?

Éste es un proyecto que involucra 100 obras de muy distinta naturaleza, que se reparten o se distribuyen por todo el territorio de nuestro país. Y, por tanto, las regiones son parte fundamental de este proyecto Legado Bicentenario.

Es esencialmente reconocer que la historia, la cultura, la belleza, no viven solamente dentro de los museos. La historia, la cultura, la belleza, lo que es nuestra identidad, también vive en todos los lugares que el hombre habita, donde el hombre o la mujer viven, donde la gente desarrolla sus proyectos de vida.

Por esa razón, cuando uno piensa que la historia es como el hogar de nuestra identidad, uno reconoce que en nuestro país no hemos tenido el suficiente cariño, compromiso y cuidado con nuestra historia. Joaquín Edwards Bello, ese gran cronista del siglo pasado, decía que en Chile había una verdadera obsesión con destruir todo lo antiguo y reemplazarlo simplemente por lo nuevo. Él decía que muchas veces eso nuevo era un homenaje a la fealdad y que lo que destruíamos era simplemente darle la espalda a nuestra historia.

Cuando uno reflexiona sobre esas palabras, se da cuenta  todo lo que hemos destruido. Por ejemplo, hemos destruido en muy poco tiempo cosas que debimos haber conservado, como el Puente de Cal y Canto, destruido el año 1888 y que tenía una historia, anécdotas y significancia; la Iglesia del Espíritu Santo, en Valparaíso, destruida el año 1972; el Palacio Undurraga, destruido el año 1976, por nombrar algunas cosas que en cualquier país con una verdadera civilización, habrían sido preservadas. En nuestro país, sin mucho análisis, sin mucha reflexión, simplemente los derrumbamos, los echamos abajo y con eso perdemos parte de esa identidad y de esa historia.

Por eso el Legado Bicentenario lo que busca es rescatar, recuperar, renovar obras que vale la pena mantener y proyectar hacia el futuro, que tienen un valor patrimonial, cultural, anecdótico, histórico, que son parte de nuestra identidad. Una vez recuperados, entregarlos o devolvérselos a la ciudadanía, para que pueda convivir, a través de ellos, con su historia y también proyectarse hacia el futuro.

Esa es la esencia del proyecto Legado Bicentenario, que va a recuperar y rescatar obras de muy distinta naturaleza. Es un proyecto diverso, múltiple, que incurre en muchas áreas distintas de la vida de los seres humanos. Son 100 obras con una inversión muy significativa, que sin duda vale la pena hacerla cuando pensamos en construir un país para todos y en un modelo, en una concepción de desarrollo integral, que vaya recogiendo y dándole el lugar que le corresponde a la historia, a la belleza, a la cultura y a la identidad.

Rescate patrimonial

Estos 100 proyectos se distribuyen en categorías muy distintas. Por ejemplo, una de ellas es la que se refiere al rescate patrimonial, y dentro de ello destaco el rescate del Palacio Pereira, monumento nacional que estaba absolutamente  abandonado y a punto de perderse para siempre, y que ha sido recuperado y va a ser renovado, manteniendo, naturalmente su identidad, su arquitectura, sus características  y será la sede de la institucionalidad cultural y patrimonial de nuestro país, para que la cultura viva en un palacio lleno de historia y lleno de cultura.

Otro ejemplo son las Iglesias Andinas de Arica y Parinacota, donde tuve el privilegio de estar y participar con una institución que se ha dedicado a su renovación.  Es un conjunto de iglesias, que fueron construidas, la mayoría de ellas, durante la Colonia, que estaban en un grave proceso de deterioro y que para recuperarlas fue necesario no solamente  usar la tecnología moderna, sino que recuperar la tecnología de los antiguos artesanos que sabían trabajar el adobe, y de esa forma se está creando o recuperando un conjunto de iglesias y se está generando también un circuito, un paseo cultural, turístico, para recorrer esas iglesias, y va a darle una nueva vida a las comunidades que viven al interior de esa región, en la provincia de Parinacota.

O la recuperación de los 15 ascensores de Valparaíso, que estaban  muriendo, cinco de ellos municipales, 10 de ellos privados, que estaban ya viviendo la etapa de la obsolescencia, de la decadencia y que van a ser, muchos de ellos ya están, recuperados, devolviéndose a Valparaíso algo que ha sido tan parte de su historia. Por algo Valparaíso no deja indiferente a nadie. Pablo Neruda decía que encantaba, que enamoraba, que fascinaba, especialmente  a los poetas. Pero es mucho más que eso. Por tanto, estamos haciendo una contribución a recuperar, cuando todavía podemos hacerlo, este legado, que de otra forma simplemente se lo estaríamos privando a las generaciones que vendrán.

Espacios cívicos y parques urbanos

Una segunda categoría de los proyectos Legado Bicentenario son los espacios cívicos y los parques urbanos. Destaco ahí lo que estamos haciendo para recuperar, renovar, proyectar y ennoblecer el Barrio Cívico de Santiago, la capital, el corazón, el epicentro de la República, a través de la recuperación de los edificios que constituyen este conjunto Plaza de la Constitución-Plaza de la Ciudadanía-Eje Bulnes, recuperando edificios que estaban en muy mal estado, construyendo algunos edificios que debieron haber sido construidos mucho antes, como el Edificio Moneda Bicentenario o el Edificio Cocheras,  construyendo también una Gran Explanada que va a ir desde La Plaza de La Constitución hasta el eje del Paseo Bulnes, 500 por 100 metros, 50 mil metros cuadrados. Y por eso vamos a elevar la Alameda, para que sea parte de esta Gran Explanada y, por tanto, tengamos una superficie urbana grande, digna, majestuosa, como la tienen las grandes capitales del mundo.

Y,  por supuesto, también es parte de la recuperación de espacios cívicos y parques urbanos, el Parque de la Ciudadanía, que va a ser un parque en torno al Estadio Nacional. Son más de 60 hectáreas, que hoy día estaban enrejadas, muchas veces perdidas y que vamos a recuperar y abrir nuevamente para que sea un gran pulmón verde, un gran lugar de encuentro, un gran lugar de recreación, un gran lugar donde se pueda practicar el principio de Elige Vivir Sano,  que tiene muchos componentes relacionados con los parques: más deporte, más recreación, más vida en familia. Eso va a ser un parque como Santiago lo requiere y lo necesita.

También el Parque Renato Poblete, que inicia sus obras en los próximos días y que va a ser la continuación, hacia el Poniente, de lo que hoy día es el Parque de Los Reyes, y que es para mí un proyecto especialmente sensible, porque va a dar inicio a esa vieja aspiración de hacer del Mapocho un río navegable. El Parque Renato Poblete, con 20 hectáreas, va a tener exclusas en el Río y va a tener, además, una gran laguna artificial que nos va a permitir poner algo más de agua en una ciudad tan seca como es la ciudad de Santiago.

Además, vamos a estar haciendo honor a aquello que decía Pedro de Valdivia cuando llegó a caballo a estas tierras y le escribía al Rey Carlos V, diciéndole, más o menos, que se había encontrado con un valle maravilloso, con una cordillera majestuosa, de la cual bajaba trepidante un río que se perdía raudo hacia el mar. Y uno muchas veces se pregunta ¿qué hicimos con esa cordillera, qué hicimos con ese río? Ahora lo estamos recuperando con este proyecto Parque Padre Renato Poblete. Y les cuento una anécdota: él, antes de morir, yo lo visité al salir electo Presidente y en un momento dado me tomó las manos y me dijo “vas a ser Presidente, trabaja por la unidad y trabaja por los más pobres”.  Al final me dijo “y también no olvides ese gran proyecto de recuperar el Río Mapocho”. Por eso fue que de esas palabras surgió la idea de ponerle su nombre. Yo estoy seguro que él, desde algún lugar del Cielo, nos está ayudando a sacar adelante ese proyecto.

Igual como la Ruta de las Caletas, en la Región del Maule, que es un conjunto de caletas de pescadores que han sido enriquecidas no solamente la caleta, sino que con artesanía y restaurantes, uno puede hacer un paseo por esas caletas, gastronómico, turístico, cultural, maravilloso.

Y el Paseo La Poza, en Talcahuano, una ciudad tan identificada con su mar y con su puerto, y que tenía ese mar y ese puerto absolutamente  abandonado.

Espacios culturales

También está la categoría de los espacios culturales, y dentro de ellos rescato los Teatros Regionales que estamos recuperando, reconstruyendo o simplemente construyendo en forma nueva, donde no existían.

Rescates patrimoniales: es el caso del Teatro de Iquique, con una historia maravillosa; el Teatro de Punta Arenas; el Teatro Pompeya, en Villa Alemana, que es una verdadera obra emblemática de esa ciudad.

Y también los teatros nuevos, que ya están en construcción, en La Serena, Rancagua, que está prácticamente listo, y el de Concepción, que lo vimos en alguna de las imágenes. Con esto estamos tratando de llegar con la cultura más cerca de la gente.

Esto se complementa con los Centros Culturales. Nuestro compromiso es crear un centro cultural en cada ciudad de más de 50 mil habitantes. Tuvimos la oportunidad anteayer de inaugurar el Centro Cultural en Coyhaique. Y así seguimos avanzando para que la cultura se acerque a la gente. El dicho señala “si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña”, lo mismo estamos haciendo con nuestra cultura, llevar la cultura cerca de la gente.

Espacios deportivos

Otra categoría en esta materia es el mundo del deporte y ahí estamos recuperando 13 estadios, siete estadios que han sido iniciados y esperamos que la mayoría estén terminados a principios de 2014, otros que estaban iniciados con anterioridad, nos tocó a nosotros completarlos, porque la obra de un país no es la obra de un gobierno, es una posta, en que cada gobierno recibe del anterior y le pasa al siguiente lo que está construyendo.

Y por eso los nuevos Centros Deportivos en Antofagasta, Calama, La Serena, Valparaíso, Viña del Mar, Rancagua y Concepción, son parte también de este  Legado Bicentenario, recuperando nuestra infraestructura deportiva para hacer de Chile un país de deportistas. Chile no es un país de deportistas. De hecho, cuatro de cada cinco chilenos no practican ningún deporte, y sabemos que el deporte le hace bien al cuerpo y al alma. Por eso este proyecto de recuperar los estadios, pero no solamente para que los espectadores vayan de pantalón largo a ver cómo otros practican deporte, también está el proyecto de construir 150 miniestadios, donde la gente vaya de pantalón corto a practicar deporte, que son canchas que se les habilita con pasto sintético, con iluminación, para poder ocuparlas también de noche, con graderías, con camarines, y de esa forma dar un gran salto adelante  en nuestra infraestructura  deportiva, particularmente  pensando en los desafíos que vienen por delante, los Juegos Suramericanos, la Copa América y el Mundial Sub17.

Conservación de la biodiversidad

También están los proyectos que tienen que ver con la conservación de la biodiversidad. Chile es un país inmensamente rico en biodiversidad  y muchas veces ni siquiera lo sabemos, y porque no lo sabemos, no lo protegemos.

Gabriela Mistral decía “ama a tu ciudad, su belleza te ennoblece, su fealdad te envilece”. Y ella agregaba que “uno solo ama lo que conoce”. Por eso es muy importante que conozcamos mejor nuestras bellezas naturales.

Ahí está el proyecto del Parque Marino Motu Motiro Hiva, que está en la Isla Salas y Gómez, de 150 mil km², es el más grande de Chile, y si se concreta la expansión que está en análisis, se convertiría en uno de los mas grandes y con mayor biodiversidad marina en el mundo entero, y que está muy cerca de la Isla de Pascua. O el Parque Alerce Costero, primer Parque Nacional en la Región de Los Ríos, que nos tocó inaugurar en el verano pasado, y que recomiendo conocerlo, porque es uno de los parques más hermosos de nuestro país.

Lo mismo, y aquí vale la pena detenerse un segundo, el Programa Un Árbol por cada Chileno. Nos propusimos plantar un árbol por cada chileno por muchas razones, porque había un tremendo déficit de áreas verdes en nuestras ciudades, teníamos indicadores que eran un quinto de lo que recomiendan los organismos internacionales, y además de ser muy bajo, estaba muy mal distribuido.

Por eso planteamos este proyecto, que ya está en plena marcha, creo que ya hemos plantado cinco millones de árboles. El proyecto de los 17 millones de árboles culmina el año 2018, de forma tal de tener un árbol por cada chileno, y de esa forma crear áreas verdes. El árbol es vida, es sombra, es belleza, es aire puro. Y el compromiso es muy simple, si alguna comunidad se compromete a quererlo, a protegerlo y a cuidarlo, nosotros nos comprometemos no solamente a plantarlo, sino que a entregarle todos los elementos necesarios para ese cuidado, esa protección y ese cariño. Así vamos a tener un país más verde, y no solamente verde en los grandes bosques del Sur, sino que también verde donde viven los ciudadanos, en las grandes ciudades y en todas y cada una de las ciudades de nuestro país.

También tenemos la categoría de las grandes obras de infraestructura. Por ejemplo, el Puente CauCau, que es un puente de características  muy especiales, es el primer puente basculante de nuestro país, para permitir que el puente no obstaculice el tráfico marítimo por el río.

Nuestro compromiso

Algunos de estos proyectos ya están terminados, como el Parque Marino Motu Motiro Hiva, o el Teatro Pompeya, en Villa Alemana, o el estadio de Antofagasta. Otros están en pleno proceso de construcción. Pero todos y cada uno de estos 100 proyectos van a estar o terminados o iniciados, y esa es la meta que nos hemos fijado, durante nuestro Gobierno. Porque en la vida no solamente hay que fijarse metas, también hay que fijarse plazos. Dicen que la diferencia entre un sueño y un proyecto es una fecha: los sueños no tienen fecha, los proyectos sí.

Por eso, van a haber muchos hitos de este  proyecto Legado Bicentenario, como el concurso de arquitectura que se va a lanzar próximamente para la remodelación del Palacio Pereira o del Eje Bulnes, como el lanzamiento del Parque Metropolitano, uno de los parques más grandes del mundo, el que tenemos en el Cerro San Cristóbal muy abandonado, con áreas tremendamente erosionadas, sin acceso hacia el poniente de la ciudad. Ahí vamos a crear un verdadero Parque Metropolitano, expandiendo y mejorando la calidad del Zoológico, para tener un Zoológico como la ciudad de Santiago requiere y merece. Ya se creó el Parque de la Infancia, donde los niños van todos los días y todos los fines de semana, un jardín de juegos infantiles creativos, novedosos, para alimentar la imaginación, la creatividad de los niños, las conexiones hacia el área poniente, la recuperación de los espacios degradados y hacer del Parque Metropolitano, que es lo que está sobre el Cerro San Cristóbal, un parque como realmente los habitantes de Santiago merecen y requieren.

Pero lo importante de todo esto es que ésta es una obra que ojalá comprometa, involucre y entusiasme a todos y cada uno de nuestros ciudadanos.

Hijos del pasado, padres del futuro

Este rescate de obras de tan distinta naturaleza, recoge algo que se lo debemos a nuestros antepasados, porque ellos se esforzaron mucho por crear esas obras y nosotros tenemos la obligación de no dejarlas morir, de recuperarlas, de rescatarlas, proyectarlas, mejorarlas y legarlas a las generaciones que vendrán, y de esa forma vamos a estar haciendo una gran contribución.

Yo recuerdo lo que fue el Centenario de la República. En esa época, 1910, Chile tenía apenas tres millones 300 mil habitantes, dos tercios de ellos vivían en la pobreza, el 60 por ciento de ellos no sabía leer ni escribir, la expectativa de vida llegaba sólo a los 25 años. Ese era el Chile del Centenario.

En esa época también se quiso dejar un legado, y así nació la Estación Mapocho, el Parque Forestal, el Museo de Bellas Artes, los Tribunales de Justicia, muchas de esas obras no estaban terminadas para el Centenario, se terminaron después, pero fueron parte de lo que esa generación quiso legar a las generaciones que vendrían.

Nosotros queremos también dejar este nuevo Legado del Bicentenario, en un país tan distinto. Ya no somos tres millones 300 mil, somos más de 17 millones, tenemos un país que está creciendo, que está progresando, que está avanzando, la expectativa de vida triplica la que existía hace 100 años.

Por lo tanto, hay muchas razones para sentirnos orgullosos de lo que las generaciones que nos antecedieron hicieron por nuestro país, pero también tenemos muchas razones para sentirnos motivados con lo que nosotros vamos a hacer por las generaciones que nos van a suceder en el futuro.

Es por eso que junto con rescatar las obras de las generaciones anteriores, también tenemos que construir nuestras propias obras para las generaciones que vendrán. Ese es el sentido profundo del proyecto Legado Bicentenario, recoger esa historia para tener esa identidad, esa columna vertebral, ese carácter que nos permita tener un ancla y nunca navegar a la deriva.

Finalmente, uno no solamente tiene que saber de dónde viene, también tiene que saber hacia dónde va. Por eso parte del Legado Bicentenario también es este proyecto de país, esta misión por cumplir.

Quisiera terminar diciendo que este proyecto Legado Bicentenario espero que si lo hacemos bien, si lo hacemos con esfuerzo, con compromiso, sea reconocido. Yo sueño con que ojalá en 100 años más, en este mismo salón Montt Varas, otro Presidente de Chile u otra Presidenta de Chile, pueda dirigir algunas palabras recordando lo que esta generación, nuestra generación, la generación del Bicentenario, hizo por rescatar obras del pasado, pero también por construir obras del presente, para legárselas como la mejor herencia a las generaciones que vendrán, no solamente a nuestros hijos y a nuestros nietos, sino que los que vendrán después de nuestros hijos y nuestros nietos, que no los conocemos, no sabemos sus nombres, no conocemos sus rostros, pero yo siento que los queremos como si estuvieran hoy día con nosotros.

Muchas gracias.