¡Muy buenas tardes!
¡Es muy fuerte la emoción de reencontrarnos y volver a sentir tanto cariño de todos ustedes! Muchas gracias... Pareciera que fue ayer cuando recorríamos Chile de Arica a Punta Arenas, de cordillera a mar, siendo testigos de muchas historias de esfuerzo, sacrificio pero también de superación y esperanza…No terminaré nunca de agradecer esa oportunidad y la confianza que nos dieron los chilenos de conocerlos a fondo. Pero el tiempo ha pasado, y con ello, Chile también ha cambiado… Para bien en algunos aspectos, pero lamentablemente para mal en otros.
Pienso en mis nietos y en todos los niños de Chile y me entristece verlos crecer en una sociedad que observa perpleja un clima de enfrentamientos y odiosidades, donde impera la intolerancia, las descalificaciones y donde los unos desconfiamos de los otros... Este clima de odiosidad le ha hecho mal a nuestro país, y lo más triste es que está ahogando el alma de Chile.
Amigas y amigos…..hoy estamos en un punto de inflexión. Nos estamos jugando el país que soñamos para nuestros hijos y nietos, el país libre y generoso, aquel que prioriza a los más necesitados, que sabe del sufrimiento de los más pobres, o del agobio de nuestra esforzada clase media… que piensa en nuestros niños y en nuestros adultos mayores, en definitiva el país que privilegie el bien común por sobre los intereses particulares.
Estar aquí no fue una decisión fácil. Nuestra familia también ha sufrido los efectos de una odiosidad de quienes transforman a adversarios políticos en enemigos a destruir. Y por eso, agradezco con más fuerza que nunca, el apoyo incondicional de Magdalena, Cecilia, Sebastián y Cristóbal, mis cuatro hijos, por su grandeza y generosidad de ser siempre un pilar fundamental en la vocación de su padre. Y esto lo hago extensivo a mis yernos y mis nueras. Pero ni mi familia ni quienes nos apoyan nos vamos a dejar arrastrar por eso.
Hay valores y principios mucho más profundos que están en juego y miles de chilenos que siguen esperando una oportunidad.
Por eso estoy aquí, porque ¡apoyo a Sebastián! En este Chile difícil, desconfiado, en proceso de maduración, pero lleno de esperanza y oportunidades, necesitamos un liderazgo como el suyo.
Sebastián Piñera ha sido mi marido por 43 años. He recorrido con él toda una vida en que he sido la principal testigo de su vocación de servicio público, privilegiando siempre el interés superior del país por sobre cualquier otra consideración. ¡Sebastián Piñera, mi marido, además de ser un abuelo cariñoso y juguetón, es un hombre valiente, decidido… es un trabajador incansable y riguroso y por sobre todo muy optimista!
No es de los que se queda pegado en los diagnósticos, busca soluciones. ¡Hoy 33 mineros están vivos gracias a la innegable capacidad de decisión de Sebastián y el trabajo de todo un equipo de personas! Hoy muchos compatriotas ya dejaron atrás la pesadilla del 27F gracias a su empuje. Y hoy miles de familias chilenas viven mejor gracias al trabajo por Chile de Sebastián y su gobierno!
¡Esto es lo que necesita el Chile de hoy! Acoger los cambios sin perder el norte.
Por eso, queridos amigos y amigas, junto con confesarles la emoción de estar aquí con ustedes, quiero invitarlos a sumarse a esta cruzada. Una cruzada que requerirá del esfuerzo y valentía de cada uno de nosotros. La tarea es grande, pero el nuestro es un país sabio y sensato, y sé que en los momentos difíciles no se equivoca.
Acompañemos a Sebastián en la hermosa tarea de recuperar nuestra sana y fraterna convivencia, de recuperar esa fuerza que nos hace levantarnos una y otra vez. Somos un país resiliente y tengo la convicción más profunda que liderados por Sebastián Piñera, construiremos un país con más oportunidades y bienestar para todos los chilenos.
Muchas gracias.
