Sebastián Piñera: "El partido con Lagos sería un clásico"

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Sebastián Piñera: "El partido con Lagos sería un clásico"

18 de Febrero de 2016

Al celebrar los diez años del parque Tantauco, el ex presidente dice que “le quedan algunos meses” para definir si será candidato. Asegura que está alejado del mundo de la empresa, que le preocupan el rumbo del país y que el gobierno insista “con una porfía contumaz en una línea que sabemos que no conduce a ninguna parte”. Sobre una eventual contienda presidencial, aclara: “Espero que ni Lagos ni yo aceptemos las barras bravas”.

Por Carla Sánchez Mutis, desde Tantauco, Chiloé
Foto: Verónica Ortíz 

Llegar a la entrada sur del parque Tantauco no es una tarea fácil. Bien lo sabe Charles Darwin, quien exploró estas tierras ubicadas en la zona más despoblada y salvaje de la isla de Chiloé. El naturalista inglés arribó en 1834, luego de una larga travesía en barco desde Valparaíso. Acceder por vía terrestre es imposible. No hay caminos, sólo senderos. Nosotros lo hacemos en avioneta desde el aeródromo de Castro y otros en helicópteros, uno de ellos piloteado por el anfitrión: Sebastián Piñera.

“¿Llegaron todos ya? ¿Estamos listos para partir?”, pregunta ansioso mientras saluda a los convocados a la celebración de los 10 años del parque que compró hace 12 años a Jeremias Henderson, un empresario gringo cuyo proyecto forestal amenazó el ecosistema del lugar. El grupo lo integran su hijo Sebastián Piñera Morel, el ex ministro de Economía Félix de Vicente y un par de amigos.

No son más de 40 minutos por aire los que separan a Castro de la entrada sur del parque, que tiene cerca de 120 mil hectáreas. El paisaje es impactante: el verde de los bosques contrasta con los canales chilotes, las lagunas y las innumerables bahías que dan al océano Pacífico. Aterrizamos en Inio, una caleta en la que no viven más de 40 familias y donde está la entrada sur. Aquí hay, entre otras cosas, una casa de huéspedes, domos, un vivero experimental y un museo que exhibe los hallazgos de la cultura chona que habitó el lugar. Todo proyectado por el arquitecto de la zona Edward Rojas, quien también levantó un faro de 14 metros de altura construido íntegramente con ciprés de las guaitecas. Ésta es una de las principales atracciones del parque, desde donde se puede confirmar por qué este territorio es uno de los 25 más ricos en biodiversidad a nivel mundial. Desde aquí se puede ver la desembocadura del río Inio y el golfo del Corcovado, donde en el período estival se observan ballenas azules.

Quien guía la expedición al faro es el propio Sebastián Piñera. Se conoce el lugar de memoria. Ha venido varias veces, aunque cuando empezó la construcción del parque lo hizo con mayor frecuencia. “Cuando veníamos hace diez años a abrir los senderos, lo hacíamos con machete y un saco de dormir en la espalda, a veces cruzando ríos con el agua hasta el cuello”, recuerda. “Hoy tiene una infraestructura mucho más amigable, que facilita que la gente pueda recorrer estos senderos y apreciar y reconocer la naturaleza”, agrega el ex presidente, quien viste bermudas y su infaltable sombrero estilo panameño. Pablo, su escolta, va detrás, atento a cualquier paso en falso. Piñera anda con zapatillas lisas, que resultan resbalosas para recorrer los bosques. “Las de trekking no las traje porque había poco espacio en el helicóptero”, admite.

Se ve más relajado, aunque la intensidad que lo caracteriza no la puede disimular. Se encarga personalmente de que sus invitados estén bien atendidos, que prueben las empanadas de locos, que tomen el caldo del exquisito curanto que han preparado las cocineras del parque.

“Sebastián, no des tantas instrucciones, si hace dos años que no eres presidente”, bromea uno de los asistentes. “En este lugar sigo siendo presidente vitalicio, ¿o no, chiquillas?”, pregunta Piñera. Las cocineras sonríen y le dicen que no se olvide de sacarse una foto con ellas.

Después de la comida, y con una copa de vino en mano, Piñera se instala en el fogón techado para la entrevista. Como de costumbre, lo acompaña su block de notas, y en el bolsillo su regla y el lápiz rojo con el que subraya ideas. Antes de hablar le gusta organizarse, tener el control de la situación y preguntar cuáles son los temas a tratar. Los anota y se lanza.

“El sueño de Tantauco –que en lengua huilliche significa ‘lugar donde convergen las aguas’– empezó hace 12 años. Vine con mi familia a visitar a Douglas y Kris Tompkins a Pumalín. Cuando veníamos de vuelta en el helicóptero bajé de Pumalín a Chaitén, crucé a Castro y quise conocer la parte sur de la isla de Chiloé, la parte virgen y más despoblada. Quedé absolutamente maravillado”, cuenta sobre cómo surgió la idea de comprar este parque privado, por el cual pagó cerca de seis millones de dólares.

-¿Cuánto le ayudó Tompkins a concretar la compra del parque y su posterior gestión?

-Pumalín fue un ejemplo para nosotros. Recibimos mucha ayuda técnica y consejos para hacer bien el parque. Que toda la infraestructura que íbamos a construir fuera armoniosa y respetuosa con la cultura chilota y la fauna extraordinaria: aquí uno puede encontrarse con la ranita de Darwin, el monito del monte y la ballena azul, el animal más grande y noble, que es capaz de desplazarse sola desde el Polo Norte al Polo Sur…

-¿Es difícil ser filántropo en Chile?

-Sí, y por muchas razones. De partida, muchas veces la labor no es comprendida; al revés, la gente empieza a criticar al que hace cosas distintas, como le tocó, entre otros, al propio Douglas Tompkins. Pero, además, no hay ninguna legislación que favorezca la labor de conservación por parte del sector privado. Es muy difícil, pero al mismo tiempo es muy motivante y gratificante.

-Antes de Tantauco, ¿usted tenía inquietudes conservacionistas?

-Siempre he tenido una vocación medioambientalista y de preservación. Recuerdo que hace unos 15 años atrás, muchas revistas internacionales de gran prestigio publicaron en sus portadas una foto del planeta con la leyenda “Salvemos el planeta Tierra”. En ese entonces, yo pensaba que lo que estaba en peligro no era el planeta Tierra –que ha resistido diluvios, glaciaciones, terremotos, y todo tipo de catástrofes naturales–, sino que la supervivencia de la raza humana. Después de todo, 99 de cada 100 especies que alguna vez existieron hoy ya no existen. En los últimos 40 años, hemos destruido más nuestro medioambiente que en toda la historia de la humanidad.

“Nunca he tenido ni tengo, ni voy a tener ningún interés ni participación de ninguna naturaleza en la central Mediterráneo. Conozco a algunos de los empresarios que la están impulsando, pero el hecho de conocerlos no significa nada”.

-En su gobierno enfrentó varios conflictos medioambientales. Hay quienes critican la aprobación de la central Mediterráneo en Puelo un par de días antes de que dejara la presidencia. ¿Es usted uno de los inversionistas de ese proyecto como han sugerido algunos?

-Mediterráneo no está aprobada todavía. Se dicen muchas cosas que no son verdad.

-Pero la central ya se está construyendo…

-No, no se está construyendo. Es una central que lleva cinco o seis años en tramitación, ha sorteado muchas etapas, pero aún no está aprobada, quedan trámites pendientes. Si cumple con toda la legislación y es una central hidroeléctrica de energía limpia, renovable, y además la línea se construye sin alterar la naturaleza ni afectar a las comunidades ni dañar el patrimonio ecológico, no tenemos por qué renunciar a una riqueza que Dios nos regaló, que es la energía hidráulica, muy abundante en Chile. De ese proyecto se dicen muchas cosas que no son verdad: nunca he tenido ni tengo, ni voy a tener ningún interés ni participación de ninguna naturaleza en la central Mediterráneo. Conozco a algunos de los empresarios que la están impulsando, pero el hecho de conocerlos no significa nada

“Estoy muy alejado del mundo de la empresa”

-A dos años de haber dejado la presidencia, ¿se sigue levantando a las 6 am? ¿Cómo es su rutina diaria?

-Uno tiene una naturaleza, un ADN que no cambia, y yo les diría a todas las personas que se van a casar, que sueñan con que van a cambiar a su pareja, que eso es un mito. Hay que aprender a convivir con el otro o no casarse. Lo mismo pasa con las conductas humanas: soy una persona apasionada, comprometida, que se involucra en sus proyectos, que se entrega con pasión, que empuja con todas la fuerza del mundo, ésa es mi naturaleza y ojalá que nunca cambie y que me acompañe hasta la tumba. Naturalmente, cuando era presidente se expresaba de una cierta forma y hoy de otra. Pero es la misma naturaleza. Me sigo despertando muy temprano…

-¿Y qué es lo que hace?

-Me levanto y voy a un escritorio que tengo en mi dormitorio, ahí prendo mi computador y lo primero que hago es leer la prensa internacional: el New York Times, el Washington Post, El País, Le Monde, The Guardian, el Financial Times y después voy a la prensa chilena. Eso me toma como una hora y media y luego reviso mis correos.

-¿Cuántos mails recibe al día?

-Unos 200.

-¿Relativos a sus negocios?

-Estoy muy alejado del mundo de la empresa, estoy muy ligado y comprometido con lo que está pasando en Chile...

-Pero por su naturaleza me imagino que le cuesta desligarse de sus negocios…

-Sé lo que está pasando, pero no es mi prioridad ni mi mayor compromiso. Como ex presidente tengo una agenda muy intensa. Los ex presidentes participamos mucho en foros internacionales, seminarios, conferencias. Ésa es una actividad muy importante. Por otra parte, uno quiere estar involucrado, informado de lo que está pasando en Chile, de las reformas, los proyectos de ley. En mi familia tenemos cuatro fundaciones y a eso le dedico gran parte de mi tiempo cuando estoy en Chile.

-¿Le preocupa el descontento de la gente, que partió en su gobierno con las huelgas y ahora ha escalado?

-Por supuesto, sin duda que tenemos una sociedad y una ciudadanía distinta: más empoderada, más impaciente, más consciente de sus derechos y no así de sus deberes, y que expresa sus puntos de vista y los manifiesta por todos los medios posibles. Eso es bueno en la medida en que se sepa encauzar dentro de la ley, pero cuando cada uno tiene conciencia sólo de sus derechos y no de sus responsabilidades, las sociedades normalmente evolucionan por el mal camino. Por ejemplo, todo joven en Chile tiene derecho a la educación superior si tiene mérito y voluntad, pero también tiene un deber y una exigencia: estudiar, esforzarse, dar lo mejor de sí mismo. Si un joven tiene una beca, no asiste a clases y no aprueba ningún ramo, ¿tiene derecho a que el Estado siga financiando esa educación pagada por todos los chilenos? Recuerdo a un profesor que hacía clases en la UC, cuyos alumnos le reclamaban porque había disparidad de notas y él dijo: “De aquí en adelante, voy a sacar la nota promedio de todo el curso y ésa va a ser la calificación que va a sacar cada alumno”. En la siguiente prueba, las notas se fueron al suelo, porque los que estudiaban dejaron de hacerlo, y los que no lo hacían no estudiaron nunca más. Entonces, tiene que haber ese equilibrio entre derechos y deberes y eso en Chile se está perdiendo, lo que me preocupa enormemente.

-¿Así como Chile cambió, Sebastián Piñera también lo hizo?

-Por supuesto, quién no cambia. Uno aprende con la vida, con las experiencias, con los errores y aciertos, con los éxitos y los fracasos. Alguien dijo que los tontos no aprenden nunca, la gente normal lo hace de sus propios errores y la gente inteligente también de los errores de los demás. Eso requiere de una actitud más reflexiva y de mayor humildad, porque sin ello, no ve nada más que lo que está grabado en su cabeza a priori. Mi paso por la presidencia me cambió mucho, me enseñó muchas cosas, a ser más reflexivo, a escuchar más, a buscar el entendimiento, a promover el diálogo y los acuerdos más que la confrontación y la descalificación. Yo creo que ningún presidente de Chile ha salido de la presidencia igual que como cuando entró.

-¿Cuál es el objetivo que lo mueve hoy?

-Creo que Chile va por mal camino. Hemos perdido nuestra capacidad de crecer, de dar empleos, mejorar las oportunidades, la educación, la salud y reducir la pobreza. Así lo siente y lo percibe la inmensa mayoría de los chilenos, que cree que Chile está estancado o retrocediendo. Eso es producto de un mal diagnóstico del gobierno de la Nueva Mayoría que lo podemos resumir en la lógica de la retroexcavadora, el pensar que los chilenos queríamos tirar por la borda lo que con tanto éxito y tanto esfuerzo habíamos construido en los últimos 30 años.

-¿Está de acuerdo con que era necesario hacer algunos cambios que no se hicieron en su gobierno?

-Claro, siempre hay necesidad de hacer cambios, pero no cualquiera ni de cualquier manera. La ideología ha sido equivocada, el confundir lo que es público, que nos interesa a todos, con lo que es estatal y le compete al Estado. Esa confusión lleva a que el Estado pretenda jugar un rol hegemónico y a veces excluyente, desplazando a la sociedad civil en temas como la educación o la salud. Otro error es la improvisación y la falta de capacidad técnica para diseñar bien las reformas. Y, por último, la división, el conflicto, la falta de liderazgo y de capacidad de tomar decisiones que caracteriza hoy día a la Nueva Mayoría. Vea, usted, Chile durante nuestro gobierno crecía al 6% y hoy estamos creciendo al 1% o al 2%. Creamos un millón de empleos, y hoy se está creando la tercera parte…

-¿Le reconoce algún mérito al gobierno de Bachelet?

-Por supuesto que sí, si esto no es todo blanco o negro, o decir que todo lo que hacen ellos está mal y lo que hacemos nosotros está bien.

-¿Qué hace bien la mandataria?

-Déjeme un segundo para ordenar las ideas… (Anota en su cuaderno) Déjeme pensar cuáles son las más importantes para no decir muchos… El actual gobierno ha puesto una preocupación muy especial en los temas de justicia social, de inclusión –que me parece muy conveniente y acertado–, pero lo ha hecho mal, porque no ha encontrado ni el diagnóstico ni los instrumentos que produzcan los resultados que el mismo gobierno plantea. Por ejemplo, la reforma tributaria, que según el gobierno no iba a afectar ni la inversión, ni el crecimiento ni a las pymes ni a la clase media, lo ha hecho brutalmente. La reforma educacional les ha quitado a los padres la libertad de elegir qué educación quieren para sus hijos. A mí me gustaría que este gobierno no hubiera cumplido su programa, porque creo que estaba mal diseñado. En lugar de escuchar, reflexionar, corregir errores, insiste con una porfía contumaz en una línea que sabemos que no conduce a ninguna parte. ¡Si este camino que está recorriendo Chile ya lo han trazado muchos países en el mundo y ninguno de ellos ha llegado a buen puerto!

-¿Cree que una nueva constitución ayudará a resolver el problema de la desconfianza?

-Muchas veces la izquierda, en un juego dialéctico, enfrenta el debate político con un mito respecto del pasado y una utopía respecto del futuro. El mito es que el modelo neoliberal es el responsable de todos los males, y la utopía que la nueva Constitución va a resolver todos los problemas de salud, vivienda, empleos, pensiones, etc. Si la Constitución pudiera resolver todos los problemas, yo pondría un solo artículo: que el Estado les garantice a todos los chilenos la felicidad. Punto. Pero eso es una utopía, el Estado no puede hacer eso, puede crear condiciones más favorables, el marco jurídico, pero cada uno tiene que ser responsable de su propia vida. Lo que el gobierno actual está diciendo a la gente es: “Mire, usted tiene derecho a todo porque alguien se lo quitó, se lo arrebató y nosotros se lo vamos a devolver sin pedir nada a cambio”. Es mentira. Eso conduce al estancamiento y la mediocridad. Y la gente, que es muy inteligente, se dio cuenta, y por eso una presidenta que fue electa con más del 60% de los votos hoy enfrenta un panorama donde tres de cuatro chilenos rechazan las reformas y la manera en que está conduciendo su gobierno…

“Lo que el gobierno actual está diciendo a la gente es: ‘Mire, usted tiene derecho a todo porque alguien se lo quitó, se lo arrebató y nosotros se lo vamos a devolver sin pedir nada a cambio’. Eso es mentira. Eso conduce al estancamiento y la mediocridad”.

-Hoy me imagino que no le envidia la popularidad a la presidenta Bachelet, como lo hacía antes…

-(Sonríe) A mí también me tocó pasar por un momento no tan malo como el que enfrenta ella hoy, pero después recuperamos y terminamos el gobierno con más del 50% de aprobación.

-Ahora se dio vuelta la tortilla…

-La tortilla en política se da vuelta con más frecuencia de lo que uno cree, por eso la humildad es muy importante en política.

La contienda con Lagos

-Según la encuesta Cadem, en las últimas cinco elecciones presidenciales quien ha resultado electo es quien lidera las encuestas en marzo del año anterior… a usted le queda poco tiempo para definirse ¿o no?…

-Quedan algunos meses… (sonríe).

-¿Por qué dilatar la decisión?

-Esto de “según la Cadem” es como decir según la Biblia, son opiniones respetables, pero no necesariamente la verdad. Lo que sí es cierto es que en las últimas elecciones, ha pasado que el que estaba liderando la carrera un año antes de las elecciones terminó siendo presidente…

-¿Y hoy quién las lidera?

-(Silencio) Usted lo sabe…

-¡Usted, pues! Según Cadem, un 20% de los encuestados cree que será el personaje político más relevante del 2016…

-¡Eso lo dijo usted, no yo! (risas).

-¿A quién ve en una mejor posición en la derecha aparte de usted?

-La derecha tiene muy buenos candidatos. Hoy, los que se han presentado públicamente son José Antonio Kast, Alberto Espina y Manuel José Ossandón. Creo que va a venir también Felipe Kast muy próximamente. Ahí tiene usted cuatro nombres que están en la carrera, son muchos los llamados y pocos los elegidos…

-A estas alturas, el no definir su candidatura ¿no impide que crezcan nuevos liderazgos?

-Al revés, ¡lo único que veo es que surgen candidatos en la centroderecha todos los santos días! Es una contradicción: estamos llenos de candidatos y se me acusa a mí de que impido que surjan nuevos. Cuando uno ya fue presidente, el cuadro es distinto: uno tiene un mundo más amplio, uno se da cuenta de que puede colaborar y participar desde muchos frentes, uno se da cuenta de que fue presidente de todos los chilenos y que hoy es ex presidente de todos los chilenos, y tengo por ello una responsabilidad especial. Los que no han sido presidentes puede que tengan la misma actitud que yo tenía en 2008, que estaba definitivamente comprometido y trabajando para una candidatura presidencial. Hoy día no he tomado mi decisión…

-¿Es por un tema familiar?

-Obviamente que el tema familiar es muy importante. Éste no es un proyecto que afecta solamente a un candidato, sino a una familia entera, y eso me lo recuerdan mi mujer, mis hijos y mis nietos todos los santos días…

-Si esto fuera un partido de fútbol, va a ser buena la pichanga entre Lagos y Piñera…

-No sería una pichanga, sería un clásico con público. Yo espero que ni Lagos ni yo aceptemos las barras bravas.

“Mi familia no me falló”

A Piñera le cuesta quedarse quieto. Luego de recorrer el ala sur del parque volamos, esta vez en su helicóptero, a la zona norte, donde hay actividades especiales para celebrar la primera década de Tantauco. De partida, la entrada ese sábado es gratis. “Esto es histórico. Nunca habíamos tenido tanta gente”, comenta uno de los guardabosques sobre las casi 100 personas que han llegado al camping. Piñera nuevamente guía una de las excursiones, esta vez la del bosque hundido, donde los tepuales se pueden apreciar desde los puentes colgantes. La gente lo saluda, algunos se sorprenden con su presencia, otros le piden fotos.

Antes de Tantauco estuvo en Buenos Aires, donde se reunió con el nuevo presidente argentino, Mauricio Macri, amigo suyo desde hace más de una década y quien incluso recorrió los senderos de Tantauco hace siete años. “Macri representa la esperanza de corregir un rumbo equivocado que llevaba más de 40 años y que se exacerbó en forma brutal durante el segundo período de la presidenta Cristina Fernández. Él fue capaz de conformar una alianza amplia, de convocar a gente que piensa distinto, pero que tiene una visión común respecto del futuro y eso es algo muy valioso. El presidente me pidió si podía aportar con mi experiencia de un gobierno que tuvo que reemplazar a otro que llevaba 20 años en el poder, de si hay que aplicar políticas más o menos graduales o cómo enfrentar un Congreso cuando uno es minoría”.

“Una de mis principales preocupaciones cuando era candidato y cuando fui electo presidente, era la conducta de la gente que estaba en mi círculo más cercano. Y debo reconocer, y quiero agradecer que desde ese punto de vista, mi familia no me falló”.

-La gente no les cree a los políticos ni a los empresarios, ¿es válido que desconfíen de usted por su vinculación con el caso SQM?

-Sin duda que hay un grave problema de confianza y credibilidad. No hay confianza de la ciudadanía hacia los políticos, los empresarios, la Iglesia y ése es un problema grave. Pero también hay un problema de desconfianza de los políticos, de los empresarios, de la Iglesia hacia los ciudadanos, porque no han tenido la suficiente disposición a escuchar y entender las demandas de la gente y, por lo tanto, eso se resuelve mejorando las prácticas, los hábitos y las conductas.

-Cuando lo vinculan con el caso SQM de financiamiento irregular de la política, ¿qué responde?

-Obviamente cado uno es dueño de confiar o desconfiar en quien quiera. Cuando se mide la confianza –los indicadores que tengo en esa materia son muy superiores a la mayoría de los demás políticos– quiero recordarle a la gente que yo el año 2008, cuando decidí ser candidato, constituí un fideicomiso ciego, le entregué la administración de mi patrimonio a cuatro instituciones bancarias y financieras vigiladas por la Superintendencia de Bancos o sociedades anónimas con un mandato claro: que administraran esos recursos sin informarme ni de las inversiones, ni de los resultados para poder tener la plena libertad de gobernar sin tener que enfrentar ningún conflicto de interés. Ése fue un acto que hice voluntariamente. En esa época no era exigido por la ley, como sí lo es hoy día.

-Santiago Valdés, ex ejecutivo suyo de Bancard y que fue administrador de su campaña, se encuentra formalizado por supuestas facturas ideológicamente falsas a SQM. Carlos Ominami dijo que le parecía raro que la fiscalía no lo haya llamado a usted a declarar. ¿Cómo enfrenta los cuestionamientos?

-Hay algunos que para defenderse quieren involucrar a todos los demás, eso es una muy mala defensa, que cada uno defienda su causa. Pero pensar que arrastrando a más van a fortalecer su causa, es un tremendo error.

-¿Cree que Pablo Longueira se equivocó al mandar los borradores de las leyes de royalty y reforma tributaria a Patricio Contesse, mientras éste era gerente general de SQM?

-En relación a ese tema, la fiscalía y el Poder Judicial deberán investigar y juzgar con total independencia, de acuerdo al mérito de la evidencia y conforme a la ley, como corresponde en un Estado de derecho. Sin embargo, como ex presidente, puedo dar fe de que, Pablo Longueira, en su desempeño como ministro de Economía, siempre cumplió con eficacia y plenamente con sus tareas y responsabilidades y anteponiendo el bien común y el interés público a cualquier otra consideración o interés.

-¿Le cree a la presidenta Bachelet cuando dice que se enteró por la prensa del caso Caval?

-No tengo todos los antecedentes para hacer ese juicio, pero ella sí los tiene y más allá de si se enteró por la prensa o no, debiera haber asumido en forma más clara esa conducta y sus consecuencias.

-Si hubiera sido una nuera suya, ¿cómo lo habría enfrentado?

-Una de mis principales preocupaciones cuando era candidato y después cuando fui electo presidente, era la conducta de la gente que estaba en mi círculo familiar más cercano. Fui muy enfático en pedirles encarecidamente que tuvieran reglas de conducta mucho más exigentes que las de sus amigos. También se lo pedí a un hermano mío más bohemio…

-Que quiere ser diputado…

-(Sonríe) Y que tiene una vida muy distinta a la nuestra. Y debo reconocer, y quiero agradecer que desde ese punto de vista, mi familia no me falló.

 

Publicado en: Revista Capital.