La revista The Economist publicó hace poco un artículo titulado “El atractivo de Chilecon Valley”. En él destacaba varias cosas que están ocurriendo en nuestro país y en las que no siempre se pone la debida atención. La principal, que Chile está asumiendo una posición de creciente liderazgo en la región por su capacidad para emprender e innovar. Esto está motivando a muchos emprendedores de países como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Alemania a desarrollar sus proyectos en Chile, cosa que hasta hace no mucho resultaba impensable.
Sin duda, se trata de una muy buena noticia, porque el emprendimiento y la innovación son imprescindibles para alcanzar el desarrollo y derrotar la pobreza. Un país emprendedor e innovador promueve la creatividad, recoge las buenas ideas, crea mejores empleos y premia el trabajo y el esfuerzo, todo lo cual se traduce en una sociedad más justa, próspera y con mayores oportunidades de progreso para todos.
Por cierto, nada de esto ha sido fruto del azar, sino del empuje de nuestros emprendedores y de políticas serias, sistemáticas y eficaces impulsadas por nuestro gobierno para desarrollar una verdadera cultura del emprendimiento y la innovación en nuestro país. Entre ellas destaco la Ley de Agilización de Trámites que promulgamos el año pasado, y que permitió reducir de 22 a sólo ocho los días necesarios para constituir una empresa, plazo que ahora pretendemos reducirlo a sólo uno. También, hemos apoyado con financiamiento a más de 450.000 Pymes, que son las que generan siete de cada 10 nuevos empleos en el país. En ellas hemos focalizado el 95% de los subsidios, créditos y garantías otorgados por Corfo en los últimos dos años. Y ellas han sido las mayores beneficiadas con la exención tributaria a la reinversión de utilidades – el llamado “14 quáter”– y la reducción de 1,2% a 0,4% del impuesto de timbres y estampillas. Además, esperamos aprobar muy pronto la reforma a la Ley de Quiebras, para simplificar su tramitación, agilizar su realización y asegurarnos que la muerte de una empresa no signifique también la muerte del emprendedor. En materia de innovación destaco la nueva Ley de Incentivo Tributario al I+D y la creación de seis Centros de Excelencia formados por entidades extranjeras pioneras a nivel mundial, además de ocho Consorcios Tecnológicos y dos nuevos Institutos Milenio.
Los frutos de este esfuerzo y compromiso con el emprendimiento y la innovación ya comienzan a percibirse. No es casualidad que, en medio de un mundo en crisis, en poco más de dos años se hayan creado 145.000 nuevas empresas en nuestro país, duplicándose actualmente la tasa histórica, y más de 620.000 nuevos puestos de trabajo, el 60% de ellos para mujeres. Y tampoco, que el Banco Mundial haya reconocido recientemente a Chile como el país con mayores facilidades para emprender de la región, pasando, en sólo dos años del lugar 51 al 37 a nivel mundial.
Por cierto, todavía nos queda mucho por avanzar, especialmente para perfeccionar nuestro mercado de capitales, para mejorar la competitividad de nuestras Pymes, para incorporarlas a la cadena exportadora y para eliminar trabas absurdas que terminan empujando a muchos compatriotas a preferir ser rentistas antes que emprender. En todo ello estamos trabajando y por eso declaramos el 2012 el Año del Emprendimiento y el 2013 el Año de la Innovación.