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El Mercurio
2 de Junio de 2016

La próxima entrada en vigencia del reglamento de la Ley 20.606 sobre Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad ha estado en el centro del debate público en lo que respecta a la nueva exigencia de rotular con un sello negro los alimentos que sean altos en calorías, azúcar, sodio y grasas saturadas. Si bien esta medida cuenta con defensores y detractores, quienes estamos comprometidos con el desafío de construir un Chile más sano, esperamos que contribuya a disminuir las dramáticas tasas de obesidad de nuestro país.

Sin embargo, tal como lo han señalado los expertos, esta medida debe ir acompañada de una campaña de sensibilización y educación para que sea efectiva. Y justamente esta misma normativa nos permitirá continuar ampliando la mirada sobre la formación en salud, especialmente en el ámbito escolar.

Estamos frente a niños que vivirán casi un siglo producto del envejecimiento de la población, por lo que es prioritario preocuparnos de la calidad de esa larga existencia. Estos nuevos fenómenos hicieron que la educación del siglo XXI se hiciera cargo de promover la salud en el aula. Ejemplo de ello son las sucesivas aplicaciones del Simce de Educación Física a los alumnos de octavo básico a partir de 2010 y las nuevas bases curriculares de Educación Física y Salud que incorporaron de manera explícita el término en 2013. Y prontamente, la creación de quioscos saludables, además de la realización de actividades didácticas y físicas que contribuyan a desarrollar hábitos sanos, serán aspectos centrales de la nueva normativa.

La mitad de los alumnos de primero básico tienen riesgo de padecer obesidad o ya son obesos, según el Mapa Nutricional de la Junaeb 2013. Si a este escenario le sumamos otros factores de riesgo -como el sedentarismo y el consumo de tabaco y alcohol-, el diagnóstico es grave. Somos un país enfermo y de continuar así, antes de alcanzar el desarrollo, nuestros recursos se desviarán a mantener a una población vieja, pasiva y enferma, postergando otras necesidades sociales.

El futuro pareciera ser poco alentador, pero afortunadamente podemos revertir esta tendencia a través de la prevención, dado que los hábitos se educan y aprenden. La gran apuesta es que los niños de hoy puedan en sus 30 o 40 años de vida post jubilación mantenerse activos, autovalentes y con el mejor bienestar posible.

Esa es la labor que nos moviliza hoy como Fundación Chile Vive Sano, y por eso invitamos a los sostenedores, directivos y profesores a hacer propio este anhelo de manera decisiva dado el nuevo contexto. A través de la implementación de una estrategia de promoción de salud escolar transversal y a largo plazo, podemos generar un verdadero impacto en el bienestar de los estudiantes y, por ende, en su desarrollo integral. Hoy, más que nunca, tenemos las herramientas para actuar. La invitación a la acción está planteada.

Cecilia Morel Montes
Presidenta Fundación Chile Vive Sano

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